Características de la política

Características de la política

 

La política contemporánea tiene entre tantas, tres distintas y particulares características:

  • la forma de alinearse varios países entre ellos según sus intereses, al haber tenido una compartida historia y cultura comunes;
  • encontrarse ante iguales situaciones de amenazas y de agresiones exteriores, razón para buscar unas estrategias y formas de defenderse juntos y;
  • ¿por qué no pensar en su deseo de dominar a los demás países y por esto buscarán la forma de hacerlo en conjunto, en especial a aquellos que tienen ricos recursos naturales? Y, cómo no, aprovecharse de su situación geográfica como escena de maniobras políticas y campos de ensayos militares donde podrán probar sus nuevas armas y por último fomentar la libertad del comercio mundial.

 

Este tipo de política nos aleja, obviamente, de la moral y de los principios de la humanidad. Hace posible la medición descarada con doble vara, cuando se tratan temas de impactos mundiales. ¿Cuántos políticos afines a la política de EEUU, de países satélites al imperialismo occidental son considerados como dictadores por sus propios ciudadanos, pero al proteger los intereses de occidente en general, son unos líderes y unos jefes de gobiernos aceptados por las grandes potencias a pesar de lo que hayan cometido de atrocidades en detrimento de sus pueblos?

 

Junto a este tipo de política está la complicidad de la mayoría de los medios informativos lo que dificulta aún más la satisfacción de los ciudadanos en países subdesarrollados considerados del tercer mundo. Hemos presenciado recientemente como se había utilizado a pocas cadenas televisivas como únicos corresponsales durante tiempos de guerra, la más clara fue la de Irak. Entonces se confirmó la derrota de la esencia del periodismo libre e imparcial ante la dependencia militar. Solo se permitía transmitir imágenes captadas de dentro de los carros de combate. Se ignoraban imágenes de los sufrimientos de civiles, que cuando aparecían se consideraban como daños colaterales y no se cuestionaba las responsabilidades implicadas. 

 

Aquí comprobamos la implicación de las primeras potencias mundiales en el oscurecimiento de la información, en la tergiversación de las realidades, cometiendo atrocidades consideradas como crimines de guerra y de lesa humanidad. Imágenes testigos a estas violaciones fueron presenciadas en las reuniones del Consejo de Seguridad ante la perpleja conciencia del mundo libre y democrático, particularmente de occidente. De entre los responsables de países entusiasmados para la invasión de Irak. ¿A cuánto se les pidió rendir cuentas ante las tribunas de derechos del hombre, o tribunas de la justicia internacional? Estas potencias militares buscan siempre las circunstancias para justificar e iniciar las guerras en unas veces, y en otras ponerse al lado del agresor para cementar el concepto de opresión y esclavitud, partiendo de su ideología invasiva colonialista que ambiciona insaciablemente a someter a los demás, partiendo de creencias fundamentalistas nacidas en la edad media, cuando el hombre aún manaba de las tinieblas de la ignorancia y de los conceptos espirituales o pasionales religiosos como signos del radicalismo ciego y de la ignorancia global , así como de las ideas filosóficas que adulaban al racismo y la destrucción del rival. Y, ¿cómo no? apoyar la supremacía de unas razas sobre otras, o por alegaciones bíblicas, que por desgracia aún perduran, que no deberían encontrar su terreno fértil y apropiado por el simple progreso civilizado y la apertura intelectual que marcan nuestra vida cotidiana.

 

El capitalismo mundial ha buscado siempre la acumulación de riquezas y el acaparamiento del poder y los Think Tank de la política mundial, para un solo objetivo; fortalecer las empresas de la industria militar. Ellas crean las guerras para vender el armamento a ambos contendientes. No debemos extrañarnos al ver ciertos países árabes o islámicos pretendiendo enfrentarse a esta peculiar situación, aunque a veces con métodos injustificados, pero sin quitarles la razón. Creemos que en su lugar para no dar excusas a nadie, deberían buscar defender sus intereses nacionales, económicos y políticos a través de la democracia acorde, primero, a su cultura tradicional y social heredada a lo largo de siglos de convivencia pacífica con otros pueblos vecinos, y segundo, a su ideología nacionalista y religiosa lejos del fundamentalismo que, hoy en día, es su estereotipo que proporcionó el pretexto de todo el mundo, movido por la magnificación y la generalización de la ideología de unos cuantos descerebrados y criminales agrupados en sociedades como al Qaeda o Taliban, que recorrieron a métodos nefastos para reclamar sus derechos, pero cayendo en el mismo fallo de los otros países a quienes quisieron enfrentar.

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